Francesca Sabatinelli – Ciudad del Vaticano
“No olvidemos nunca a nuestros hermanos y hermanas haitianos”. Al término de la oración del Ángelus, el Papa Francisco se refirió al país caribeño, presa de la brutalidad y ferocidad de grupos armados que devastan la vida de la población inocente.
Sigo la dramática situación de Haití, donde continúa la violencia contra la población obligada a huir de sus hogares en busca de seguridad en otros sitios, dentro y fuera del país. No olvidemos nunca a nuestros hermanos y hermanas haitianos. Pido a todos que recen por el fin de todas las formas de violencia y con el compromiso de la comunidad internacional se siga trabajando en la construcción de la paz y la reconciliación en el país, defendiendo siempre la dignidad y los derechos de todos.
Hace tan sólo unos días, Human Rights Watch denunció la llegada a las baby gang de «cientos, si no miles» de niños acuciados por la pobreza y el hambre, explotados para el tráfico ilegal y víctimas de abusos de todo tipo por parte de grupos criminales sin escrúpulos. Por ello, HRW instó al gobierno de transición a proporcionarles protección y acceso a bienes y servicios esenciales.
Los niños son reclutados por grupos delictivos, que ahora controlan casi el 80% de la capital, Puerto Príncipe, tras la intensificación de las operaciones policiales, de las fuerzas multinacionales y locales. Según Unicef, unos 2,7 millones de personas, entre ellas medio millón de niños, se ven obligadas a vivir bajo el control de bandas que siguen causando cientos de muertos.