La Habana (AP).- Los cubanos comenzaron una serie de reuniones populares en calles y parques sobre un anteproyecto de Código de Familias, resistido por grupos religiosos porque permitiría el matrimonio igualitario y la adopción por parte de parejas del mismo sexo, entre otros puntos, pero que según los expertos busca adecuar la ley a la realidad social.
Convocados por la Asamblea del Poder Popular -Parlamento- los mítines se desarrollan por las noches y en ellos se llama a los vecinos para leerles el contenido de la nueva norma a fin de recabar sus opiniones antes de que la ley regrese a los legisladores y después se convoque un referendo popular en una fecha aún por determinar.
Encabezadas por abogados, líderes vecinales y representantes del Consejo Nacional Electoral, las reuniones comienzan con la entonación del himno nacional. Unos minutos más tarde un encargado comenta de qué se trata el nuevo Código y lee algunas de sus partes, constató The Associated Press en el municipio Playa de la capital.
Las autoridades informaron que se espera realizar hasta el 30 de abril unos 78.000 encuentros vecinales en los cuales las personas pueden conocer el contenido de la norma y solicitar modificaciones de manera verbal o posteriormente por escrito. No se permite la discusión y por ahora no se someten esos criterios a una votación, un procedimiento que sí se realizará después de que el Parlamento lo revise.
“Estamos en una de las asambleas (mítines) para un intercambio con la población sobre el futuro Código de Familias”, dijo orgulloso a AP Carlos Martinez, un técnico de mantenimiento industrial de 63 años que apoyó la organización de la reunión en una de las calles del barrio de Bella Vista en Playa.
Frente a la casa en la cual se reunieron los vecinos se colocó una bandera cubana y poco a poco fueron llegando dos centenares de residentes que escucharon atentos la lectura y consideraciones de un abogado de la comunidad.
“Es bueno que se esté produciendo este cambio (en el Código de Familias) porque incluye a todo el mundo: niños, adultos ancianos, (personas) del mismo sexo”, comentó Heidi Sánchez, una asistente de enfermería de 39 años para quien es positivo que se apruebe el matrimonio igualitario. “Somos todos seres humanos y cubanos, no lo veo anormal”.
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Unos metros más allá Rosmery Rivera, un ama de casa de 29 años, explicó que “cada cual hace con su vida lo que mejor entiende, siempre y cuando se mantenga su privacidad”, aunque prefiere no tener por vecinos a matrimonios del mismo sexo porque “se ve feo” sobre todo “cuando hay niños”.
Pero el Código en sus más de 400 artículos es mucho más que matrimonio igualitario. Incorpora los derechos de los abuelos ante sus nietos, amplía la protección a los ancianos, castiga la violencia de género, permite la unión de dos personas mediante el régimen de bienes separados y elimina el concepto de patria potestad remplazándolo por el de “responsabilidad parental”.
Al mismo tiempo da más posibilidades a los menores para ser escuchados y que sus decisiones sean válidas, por ejemplo ante un tribunal o cuando tenga que ver con su propio cuerpo, entre otros elementos.
La necesidad de un nuevo Código de Familias está en sintonía con los muchos cambios en la sociedad cubana del siglo XXI, pero es también una adecuación a la constitución aprobada en 2019 que marcó la urgencia de una norma más actual.
“Todos los cambios generan incertidumbre. Este Código cambia muchas cosas”, comentó a un grupo de periodistas Mariela Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual, una reconocida experta en la materia e hija del expresidente Raúl Castro y quien defendió el anteproyecto.
“Me aporta mucha esperanza a pesar de lo difícil y lo contradictorio que son los procesos de transformación social… haber llegado a este momento de un Código tan avanzado, tan revolucionario en una sociedad que todavía tiene herencias coloniales muy fuertes”, manifestó Castro.
Pero a pesar del optimismo de Castro y muchos activistas por los derechos LGBT, las Iglesias -sobre todo evangélicas- han expresado su desacuerdo y pidieron a sus feligreses hacer pública su disconformidad.
“Hay aspectos muy peligrosos que van en contra de la familia cubana, los cuales de ser aprobados repercutirían de forma negativa no sólo en la familia sino en toda la sociedad”, expresó un comunicado de la Iglesia Metodista en Cuba que sugirió a los parroquianos llevar esa posición a sus comunidades.
El documento basó su rechazo en tres temas: el matrimonio igualitario, el cambio del concepto de patria potestad por el de responsabilidad parental -que a su modo de ver disminuye el poder de los progenitores ante sus hijos- y el de autonomía progresiva de los niños porque cuestiona al núcleo patriarcal.
Otras iglesias están haciendo fuertes alegatos en sus ceremonias y actividades religiosas y hasta pegando carteles en la calle en defensa de la “familia original” que, sostienen, debe ser formada por un hombre y una mujer.